Un caballo bien alimentado, que realice un ejercicio regular, en
buena forma... en definitiva, un caballo bien cuidado, no tiene
porque dar ningún problema con su boca.
La caries, un problema tan común entre nosotros, raras veces le
sucede al caballo; al igual que otras dolencias como inflamaciones
de encías, úlceras bucales...
Tan sólo deberemos tener cuidado con el desgaste irregular de las
muelas. Los molares superiores están algo más inclinados hacia fuera
que los inferiores, lo que hace que con el tiempo y el desgaste
puedan llegar a aparecer puntas cortantes sobre el borde exterior
de las muelas superiores y el interior de las inferiores. Esto puede
conllevar la dificultas para triturar el alimento y en contadas
ocasiones origina úlceras.
Por ello, cuando aparecen esas puntas, resulta fundamental rasparlas;
tarea que dejaremos en manos de un veterinario, para quien es un
trabajo bastante sencillo. Nuestro deber será el de mantener perfectamente
vigilada la boca de nuestro animal para poder avisar al veterinario
cuanto antes.
Como siempre decimos, el mejor tratamiento es siempre la prevención.
A través de la boca podemos llegar a conocer enfermedades presentes
en el animal, que nos habían pasado desapercibidas:
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Unas encías sanas son rosadas; pero se volverán pálidas si
el caballo puede padecer anemia o bien ha sufrido un fuerte
shock.
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Encías pálidas o enfermizas: pueden ser un síntoma de una hemorragia
interna.
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Encías de color amarillento: el caballo puede sufrir hepatitis.
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Desgaste irregular de los incisivos: es señal de tragar aire.
Se trata de un vicio en el cual el caballo muerde la puerta
o el pesebre mientras traga aire, puede ser muy perjudicial
para el animal.
Todo ello nos da una idea de lo importante que resulta vigilar
la dentadura de nuestro caballo. Para hacerlo lo más correcto será
sujetar la lengua firmemente hacia un lado, de manera que nos permita
ver el interior de la boca sin dificultad.
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