DESARROLLO DE
SESIONES DE HIPOTERAPIA |
El primer paso de las sesiones de hipoterapia será establecer una
relación entre el paciente y el animal.
Esta fase inicial es de suma importancia, ya que con ella debe
generarse el necesario clima de confianza entre ambos. Si el paciente
no confía en el caballo, no podrá estar relajado sobre él y en consecuencia
la terapia será ineficaz.
En estos primeros contactos el paciente deberá acercarse al caballo,
acariciarle, darle de comer... es muy importante que se produzca
el contacto físico para que la persona tome conciencia del volumen
del animal, de su cuerpo.
Debemos tener claro que el objetivo de la hipoterapia nunca es
que el paciente aprenda a montar, simplemente deberá colocarse sobre
el caballo, acompañado en todo momento por el fisioterapeuta quien
vigilará que se adopten las posiciones que faciliten la circulación
sanguínea, mejoren el equilibrio y el sentido espacial.
El paciente deberá ser colocado en la cruz del caballo, lugar donde
la columna del animal es más alta (donde el cuello se une con la
espalda), en este punto se reciben los movimientos de los músculos
anteriores y posteriores, que son los que provocarán el estímulo.
Las formas de asentarse el paciente sobre el caballo pueden ser
diversas, dependiendo del tipo de estimulación que se necesite en
cada caso (incluso se montará hacia atrás).
Las primeras sesiones tendrán una duración que irá desde los 15
hasta los 30 minutos, dos o tres veces por semana. A medida que
el paciente va mejorando, estos tiempos se irán ampliando, llegando
a sesiones de una hora.
Antes de montar a caballo, el paciente realizará una sesión de
calentamiento en el gimnasio, que preparará a los músculos y articulaciones
para el siguiente ejercicio físico.
También después de montar se pasará por el gimnasio, esta vez con
el objetivo de obtener una correcta relajación muscular.
Cuando un nuevo paciente acude a un centro para recibir hipoterapia,
los pasos a seguir serán los siguientes:
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Realización de una evaluación por parte del personal sanitario,
quien analizará el grado de afección, determinando su el paciente
puede o no montar a caballo.
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Se estudiarán los posibles efectos secundarios, estableciendo
en consecuencia un plan de prevención.
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En función de las características de la persona, se desarrollará
un plan de trabajo, en el que se planteará qué caballo le conviene
así como el programa a realizar por sesiones.
Es función del terapeuta mantenerse totalmente atento a las respuestas
dadas por el paciente en función de los movimientos del caballo,
ajustándolos para obtener los mejores resultados.
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