La herradura es como la “suela” que protege el casco del caballo;
previene su desgaste excesivo y lo cuida del deterioro. Algo
fundamental sobre todo cuando el hombre utiliza al caballo para
la competición o para el trabajo.
Hay quien afirma que el herraje no es necesario si los cascos son
duros y tienen buena forma, con paredes fuertes y buenas ranillas;
y si el animal firma fuerte y recto.
A la hora de determinar la necesidad de herrar al caballo deberemos
tener en cuenta el terreno en el que éste se mueve y el trabajo
que realiza a lo largo de la jornada. En este sentido, hay que considerar
que los terrenos que no son excesivamente duros, conllevan que el
animal no precise de demasiada protección. Tanto el recorte de los
cascos como el herraje deberán realizarse por el herrador con una
periodicidad que dependerá directamente del nivel y tipo de trabajo
realizado por el animal, junto con su rapidez de crecimiento.
En principio podemos decir que ningún equino debería sobrepasar
las ocho semanas sin herrar (como tiempo límite) y que el periodo
aceptable de herraje es de las 4 a las 6 semanas. Debemos tener
en cuenta que si dejamos pasar un excesivo periodo de tiempo sin
recortar, el equilibrio del casco se altera de forma peligrosa,
pudiendo llegar a provocar un daño permanente en la pata del animal.
El crecimiento del casco, el desgaste de la herradura y su ajuste
al casco son los factores principales a la hora de determinar cuándo
un caballo debe volver a ser herrado.
Para saber si un herraje es bueno, deberemos tener en cuenta los
siguientes puntos:
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Los clavos son del tamaño correcto.
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Los talones quedan perfectamente protegidos por el herraje.
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Los remaches se encuentran a alrededor de un tercio de la altura.
Por otro lado, es importante señalar que cuando nuestro animal
se suelta junto a otros en el campo, lo más seguro es dejarlo sin
herrar. Entre caballos siempre pueden producirse roces y si uno
llega a cocear puede provocar serias heridas al compañero. De cualquier
manera este es un tema largamente discutido y que cuenta, como es
normal, con detractores y con seguidores.
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